miércoles, 23 de octubre de 2013

Si bajara un ángel del cielo y me dijera...


...que nunca me va a faltar de nada.

¿Cómo actuaría ante la necesidad del prójimo?

¿daría mas o daría igual?

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¿Por qué doy? ¿para calmar mi conciencia? ¿porque me siento culpable de no pasar necesidad?

¿Cómo puedo juzgar a una persona que vive en la escasez si nunca he tenido esa experiencia? 

Debo plantearme que no es de mi incumbencia el uso que le de la persona a mi dádiva. Que no es mi responsabilidad ni tengo el derecho de pretender controlar ni enjuiciar al otro por la finalidad que le de a esa donación. ¿Quién soy yo para juzgar al otro? 

Los indios americanos tienen una frase que me encanta: 

Antes de juzgar a alguien, camina tres lunas en sus zapatos.

Por otro lado, ¿Y cuándo doy a personas que quiero?

¿Desde dónde lo hago? ¿Para qué lo hago? ¿Estoy buscando amor o reconocimiento dando?

¿No será una forma de controlar al otro? dando...

¿Qué pasa cuando ese otro, en todo su derecho, no te da el nivel de amor o atención que tu crees que mereces? ¿Te acuerdas de lo que le has dado en ese momento?

Si pasa eso, entonces hay que revisar desde dónde damos, para qué damos y quizás merezca la pena, hacer un Stand by en el dar, y ver que pasa. 

El que te quiere, te querrá igual y es posible que estés rompiendo una inercia y limpiando una toxicidad que podría echar a perder para siempre alguna relación que de verdad valoras. 

Para mi, lo mas importante ante un conflicto interno es:

¿Qué me enseña esto de mi?

Y el otro, si tiene intención de desenmascarar sus propias neurosis,  probablemente se haga esta misma pregunta..pero ya no es asunto mío, ni mi responsabilidad y pretender que el otro avance no es mas que otra forma de control.

Seguimos...











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