domingo, 16 de noviembre de 2014

Archivos vivos y archivos muertos

Curiosamente, este post escrito hace un año estas mismas fechas, expresa justamente cómo me siento en estos días ¿Para qué cambiarlo? quizás me de una pista oculta al releerlo hoy.




El otro día tuve la satisfacción de trabajar remuneradamente dando una clase de informática.

No es habitual que uno tenga acceso a una bandeja de entrada que no sea la propia; por ello, sentía una mezcla entre apuro y curiosidad.

Descubrí que hay personas que eliminan los mensajes que ya han leído, con lo que su bandeja de entrada cabe en una sola página.

Ese hecho me llevó a pensar en las formas de archivar en una oficina.

Existen archivos vivos y archivos muertos.

¿Qué va al archivo muerto?

Todo aquello que ya ha cumplido su función y raramente lo necesitaremos.

En el disco duro también guardamos, eliminamos y a veces, incluso vaciamos la papelera.

Y si trasladamos esto a nuestras vidas..

¿Cómo sabemos que una situación, relación, trabajo ha llegado al Fin? pero el fin definitivo, me refiero.

El que nos obliga a saltar al vacío con la confianza de que si tu vida te había deparado este mal trago, no será gratuito. Quiero decir, que será para bien.

Quizás cuando uno siente que ha hecho todo lo posible pero que aun así, la cosa no avanza y en ese no avance, el sufrimiento se vislumbre tan intolerable y largo que nos haga sacar el guerrero que habita en nosotros y este se lance a la gesta de amor mas grande: el amor por uno mismo.

Sin duda, soy de la opinión que cada situación, sobretodo las dolorosas, traen un aprendizaje. Si mandamos al archivo muerto una situación, sin antes haber traído a la conciencia ese aprendizaje, seguramente nos volveremos a encontrar con ese reto mas adelante.

Que difícil.