sábado, 2 de diciembre de 2017

Sobre las iglesias



 Me pregunto si las iglesias estarían más animadas si las personas que no nos identificamos con ninguna religión concreta las pudiéramos sentir nuestras sin tener que derribar ningún prejuicio. Eso no depende de la Institución, depende de nosotros, está claro, pero es que me ha resultado tan costoso sacar de mi mochila la culpa impuesta por los dogmas que, cuando recién me descubro libre, necesito alejarme de todo lo que me recuerde a aquellas frases que me caían encima como ladrillos: "es Dios que te ha castigado,"...de lo contrario irás al infierno" , "calla niña, hoy no se puede estar alegre que el Señor está muerto".

A pesar de esos recuerdos, sigue quedando en pie en mi corazón el mensaje que no pudieron en su ignoracia contaminar y que me empuja a las Iglesias cuando necesito espacios de silencio. Cuando necesito descansar y mirar adentro.

Si no existieran,  habría que inventarlas (sobretodo en las ciudades en las que escasean los espacios naturales que también ejercen tan generosamente de puente)

Esto no es una crítica a la Iglesia ni a los católicos, es más bien un homenaje a todas las iglesias que me han acogido y que me han servido de puente a la divinidad en la que yo creo.

Fotografía: Jesús Armesto

viernes, 20 de octubre de 2017

Fred Timm- La propensión a la violencia




Las personas que no han curado sus heridas de la infancia tienen una propensión a la violencia y viven en busca de una pelea. Desde discutir con un compañero hasta comportamientos autodestructivos, disputas en el trabajo hasta la guerra internacional, toda violencia proviene de adultos que no se han dirigido al niño herido en el interior y en su lugar buscan venganza fuera.

Solo los adultos que han confrontado a sus padres, ya sea cara a cara, o más esencialmente, dentro de nuestra psique, y han resuelto su rabia infantil pueden acercarse a los conflictos de manera madura. Los no curados, que permanecen inconscientes de las traiciones de la infancia, deben idealizar a sus padres. Para ellos, los padres no pueden hacer nada malo. Por esa razón, muestran su rabia negada a los demás.

Colectivamente, una cultura o nación inmadura con una población que no está dispuesta a investigar su trauma colectivo proyectará inconscientemente su rabia hacia los demás y creará un enemigo. La rabia colectiva e inconsciente espera una salida en la guerra. La nación inconsciente siempre idealiza su posición. La cultura o nación dice cosas como "No podemos equivocarnos", "Somos favorecidos por Dios" y "Siempre tenemos la razón y la víctima". La violencia comienza en defensa de la ideología "noble" de este personas inmaduras.

Solo aquellos de nosotros que hemos curado a nuestro niño maltratado en la madurez pueden acercarse a un conflicto y a un enemigo de una manera no reactiva. Cuando un adulto se cura, él o ella posee poder, autoridad y conciencia para enfrentar al niño furioso en el otro con desapego. Un adulto consciente puede abordar un conflicto, escuchar sus problemas y resolver el asunto de una manera segura y mesurada. Si otros se convierten en niños violentos y agresivos, entonces nuestra defensa propia debe permanecer desapegada, y no convertirse en excusa para provocar ira inconsciente a cambio. Nuestra policía, nuestros ejércitos y nosotros mismos tenemos que acercarnos a la defensa personal de una manera consciente.

Habrá enemigos reales y amenazas a nuestros derechos y seguridad, pero la confrontación consciente y la resolución pacífica del conflicto son posibles para los adultos que están emancipados del dolor infantil. Los adultos curados buscan formas conscientes y diplomáticas de dirigirse a un enemigo. Combatir el fuego con fuego es el último recurso. Los adultos actualizados no necesitan brutalizarse unos a otros o poner en peligro la supervivencia de la humanidad para resolver conflictos, pero pueden convertir artística, consciente y eficientemente una perturbación en paz.

 Extraído de su web www.visionaryman.com

lunes, 24 de julio de 2017

El calaix-el cajón



El Calaix

Pujant el carrer Pau Claris vam trobar un calaix. Bé, en realitat eren tres calaixos. Tres calaixos de fusta noble i forrats per dintre amb una tela ratllada i florejada de ras blau. A l'instant en vaig voler un. El vaig imaginar col·locat en vertical ple de llibres. No masses, perquè haurien de compartir protagonisme amb la tela. Estava tan il·lusionada que el meu company no es va negar al meu caprici d´agafar-lo del contenidor. Estàvem lluny de casa, feia xafogor i el calaix pesava una tona.

¿Qui penses que el va carregar més estona?

Pujant el carrer Pau Claris vaig tenir la temptació de desconectar  del present i deixar divagar la meva ment reflexionant sobre les metàfores que m´oferia la troballa.  De tant en tant li oferia ajuda al meu company. Ajuda que refusava i que jo, interiorment, agraïa que fos refusada. Aquell present, en camvi, m´oferia material suficient per obtenir la meva reflexió del dia, i sense gaire divagació, he de dir: Em vaig sentir agraïda de què, en general, els homes siguin més forts fisicament que les dones, que el meu company, en particular, hagués mostrat generositat i comprensió, que sigui fort com un roure i que jo gaudeixi tant de "jugar a les casetes".



Nota: Aquest llibre escrit per María José Lera. No va ser un best-seller però en la meva opinió ofereix una sèrie d´estudis i conclusions realment útils per encarar les actuals problemàtiques en vers al gènere. http://www.psicoeducacion.eu/eduinfantil/el%20futbol%20y%20las%20casitas.pdf


 El cajón

Subiendo por la calle Pau Clarís encontramos un cajón. Bueno, en realidad eran tres cajones. Tres cajones de madera noble forrados con una tela de raso estampada con rallas y flores azules. Inmediatamente quise uno. Lo imaginé colocado en vertical lleno de libros. No demasiados, porque tendrían que compartir protagonismo con la tela. Estaba tan ilusionada que mi compañero no se pudo negar a mi capricho de cogerlo del contenedor. Estábamos lejos de casa, hacía una calor húmeda y el cajón pesaba un quintal.

¿Quién crees que lo cargó más tiempo?

Subiendo la calle Pau Clarís tuve la tentación de desconectar del presente y dejar divagar mi mente reflexionando sobre las metáforas que me ofrecía ese hallazgo. De vez en cuando le ofrecía ayuda a mi compañero. Ayuda que rechazaba y que yo interiormente agradecía que rechazara. Aquel presente, en cambio, me ofrecía material suficiente para obtener mi reflexión del dia, y sin demasiada divagación, he de decir. Me sentí agradecida de que en general los hombres sean más fuertes fisicamente que los hombres, que mi compañero, en particular, hubiera mostrado generosidad y comprensión, que sea fuerte como un roble y que yo disfrute tanto de "jugar a las casitas".

Nota: Este libro escrito por María José Lera no fue un best-seller pero en mi opinión ofrece una serie de estudios y conclusiones realmente útiles para enfrentar las actuales problemáticas en relación al género. http://www.psicoeducacion.eu/eduinfantil/el%20futbol%20y%20las%20casitas.pdf

jueves, 20 de julio de 2017

Matins a la plaça del Sol-Mañanas en la plaza del Sol






Matins a la plaça del Sol

Passen persones i creuen la plaça del Sol, en diagonal, vertical, horitzontal o fent-li pessics als cantons. Imagino que a cada passa que fan deixen un fil d´or i formen un dibuix de figures geomètriques. La mestressa de casa, la caixera del súper, l´escriptor deprimit, l´excursionista motivat, la creativa freelance, l'aturat frustrat, el jubilat avorrit, l´immigrant melancòlic, els nens que van al Casal, el marginat borratxo, l´amo del gos que compleix amb el seu deure, el gos feliç, la noia que tafaneja des de el balcó, el boig.

El boig, o millor dit, la persona del barri que quasi tots i totes considerem "el boig". ¿Quina és la condició que el transforma en boig, als nostres ulls? ¿Per què parla amb tothom, és espontani, salta, diu el que pensa sense màscares, somriu, es pinta un cor vermell al mentó i et desitja un bon dia, encara que no et conegui?. Tard o d´hora volem acabar la conversa amb ell però en el fons tots sabem que no està boig. Potser és bastant més lliure que qualsevol de nosaltres. I això fa pal. Ens recorda el nostre auto empresonament.

M'adono en rellegir aquest text que m´ha resultat gairebé inevitable identificar a les persones amb etiquetes. M'adono que en la meva pretensió de saber qui són, que són, on van, s´hi mescla el joc de la imaginació però també una tendència més perjudicial per mi i per l'altre: el prejudici.

Que sonen les campanes i són les 9.00 del matí és real, que som els nostres propis carcelers és real, la resta, quasi tot, és ficció.



Mañanas en la plaza del Sol

Pasan personas y cruzan la plaza del Sol, en diagonal, vertical, horizontal o dándole pellizcos a las esquinas. Imagino que a cada paso que dan dejan un hilo de oro y forman un dibujo de figuras geométricas. La ama de casa, la cajera del súper, el escritor deprimido, el excursionista motivado, la creativa freelance, el parado frustrado, el jubilado aburrido, el inmigrante melancólico, los niños que van al Casal, el marginado borracho, el amo del perro que cumple con su deber, el perro feliz, la chica que curiosea desde el balcón, el loco.

El loco, o mejor dicho, la persona del barrio que casi todos y todas consideramos "el loco". ¿Cuál es la condición que lo transforma en loco, a nuestros ojos? ¿Por qué habla con todo el mundo, es espontáneo, salta, dice lo que piensa sin máscaras, sonríe, se pinta un corazón rojo en el mentón y te desea un buen día, aunque no te conozca?. Tarde o temprano queremos terminar la conversación con él pero en el fondo todos sabemos que no está loco. Quizás es bastante más libre que cualquiera de nosotros. Y esto molesta. Nos recuerda nuestro auto encarcelamiento.

Me doy cuenta al releer este texto que me ha resultado casi inevitable identificar a las personas con etiquetas. Me doy cuenta que en mi pretensión de saber quiénes son, qué son, dónde van, se mezcla el juego de la imaginación pero también una tendencia más perjudicial para mí y para el otro: el prejuicio.

Que suenan las campanas y son las 9.00 de la mañana es real, que somos nuestros propios carceleros es real, el resto, casi todo, es ficción.

Fotografía: Jesús Armesto (www.jesusarmesto.com)