jueves, 5 de septiembre de 2013

Tu vida te quiere



Con esta frase en la cabeza me desperté hace unos días, después de que un terremoto emocional hubiera puesto al descubierto muchos de mis temas pendientes.

Recordé el día que la escuché. La decía Sergi Torres, un muchacho al que me encanta ver en sus charlas en las que habla sobre la conciencia, el presente y la vida. 

Cuando la dijo pensé : ¿Qué le habrá sucedido para que diga algo así? y ahí quedó.

Así que esa mañana entendí cuál pudo haber sido el contexto en el que llegó a esa conclusión. Y no es precisamente cuando obtienes un logro o cumples un sueño. Ahí también nos quiere , pero como también leí otro día..los logros y los fracasos no son nuestros ( ¿esto pica no?) sino que son experiencias por las que pasamos para conocernos a nosotros mismos. 

Cuantas veces no nos han dicho o nosotros mismos lo hemos hecho:

Cuando se cierra una puerta, la vida te abre otra.

Será para bien

Que difícil es creerlo cuando te lo dicen, es mas, ahora pensándolo bien, creo que es lo último que quieres oír en esos momentos. La intención de los demás es buena pero cuando estás en la oscuridad, tener la confianza de que hay luz al final del túnel, es complicado. 

Cuando vas analizando esos momentos de tu vida en los que sientes que la vida te ha hecho una “mala jugada”, ahora, a posteriori, pues es verdad que se abrió una puerta mejor. Y el dolor era parte de...por supuesto, inevitable. 

Ahora ya me lo digo a mi misma y si no lo hago, ya me lo recuerda mi conciencia al despertar, ese momento en el que dicen que es bueno que aprovechemos para escuchar la voz del corazón. Antes de enchufar la lavadora y adentrarnos en la ilusión de todos los días.

Un caso que me pasó en el pasado fue determinante para que definitivamente creyera que Dios existe, y que sabe lo que hace.

Trabajaba en un aparthotel 4 horitas al día y me gustaba ese trabajo. Estaba bien considerada por mi jefa y me permitía disfrutar de tiempo libre. Paralelamente era voluntaria en una Asociación, acompañando a su presidente los jueves ( era invidente). Me gustaba explorar esa parte de mi mas solidaria; había vivido hasta el momento, la vida un poco superficialmente y en algo así como un despertar espiritual, empecé a darme cuenta de ello y como consecuencia, sentirme culpable y querer hacer algo para calmar m i conciencia. 

Pues bien, un sábado en el aparthotel, con las prisas, olvidé cerrar la caja fuerte con llave. 
Esa noche entraron a robar. Que casualidad! eso mismo debía pensar mi jefa con cara de “esto no hay quien se lo crea”. La cuestión es que, logicamente, perdieron toda la confianza en mi y eso me creo un malestar muy grande. Una mañana, después de una noche en vela, decidí que iba a renunciar, que no podía aguantar mas ese trato injusto cuando yo no había robado. Coincidió con que era la mañana que acompañaba a Manel a sus citas con Fundaciones para buscar subvenciones con las que sostener la Asociación. Habíamos cogido confianza y le expuse mi angustia. Después de escucharme me dijo: Esta tarde viene a renunciar el señor que nos ayuda con las ópticas. No gana mucho pero si quieres el trabajo, es tuyo. 

Sobran palabras 

Trabajé en esa Asociación durante 6 años, desarrollando habilidades y viviendo experiencias que nunca pensé que viviría. Yo, Sonia, una mujer superficial y egoísta empezaba, gracias a la vida, a descubrir otras cosas que estaban en mi y que esperaban a ser descubiertas, todo a su debido tiempo.

Ahora tengo una ventaja, al haber sido “malota” juzgo mucho menos y suelo tender a ver lo mejor en cada persona.  Luego, también tendí a ser demasiado “buenota”  ( cosas de la culpabilidad ) y también fue un desastre...pero esta es otra historia.

Nuestra vida nos quiere, ¿y nosotros a ella?

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