miércoles, 25 de septiembre de 2013

Sustitutos del orgasmo



Si en este momento te dieran a elegir entre un orgasmo y ser una de estas mujeres, ¿Qué eligirías?

En este momento de mi vida en el que soy capaz de concederme un orgasmo y probablemente de buscar a alguien que me lo conceda puntualmente, lo tengo claro, me quedo con el éxtasis de una explosión de risa entre amigas.

Se puede meditar con una imagen y obtener muchos beneficios de ello.

Esta foto en particular a mi me recuerda a las reuniones que hacemos de vez en cuando con mis amigas en una taberna de mi pueblo. 

Por ejemplo, esta, me hace reflexionar lo siguiente:

Estas mujeres parece que viven en una aldea alejada de todo, visten de negro y probablemente son viudas. Quizás han vivido siempre sometidas a sus maridos machistas y ahora todos, los maridos y ellas, han pasado a mejor vida. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar para obtener compañía y no estar solos?

Me pregunto también ¿De qué se estarán riendo? y me gusta contestarme que de ellas mismas. No creo que ese éxtasis de la mujer que mira a cámara sea a costa de otro ser humano. 

En momentos así, cuando reímos con ganas y no a costa de otro, siento que es un momento de total comunión con nuestro ser. Una carcajada así no tiene trampa ni cartón. No es una máscara. Brota del ser. 

Me recuerda que aunque uno de los objetivos para la felicidad es librarnos de los apegos, no podemos olvidar que vivimos en sociedad y que en cierto modo dependemos de los demás. Cultivar amistades bonitas, sinceras y desapegadas puede ser una fuente de felicidad. 

El desapego en una amistad, para mi, implica disfrutar de la compañía de esa persona sin sentirte mal el día que no está disponible o ser capaz de alegrarte si esa persona cultiva otras amistades. Significa decirle la verdad, aunque duela, a la cara y defenderla a sus espaldas. Significa decir noes también. 
Estar disponible si te necesita pero no necesitar que te necesite. Dejarte conocer tal y como eres, con lo bueno y con lo malo y si surge el conflicto, esforzarte en clarificarlo y aunque a veces pueda ser necesaria la distancia temporal, no dejar que el orgullo te aísle. Sobretodo, tener claro que es uno mismo quien elige a las amistades y saber discernir cuáles son positivas y cuáles no. 

No es fácil, pero merece la pena.






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