sábado, 31 de agosto de 2013

El miedo y sus antídotos





Ultimamente, cuando empiezo a meditar sobre un tema, se hace presente en mi vida. No se si es proyección o una manera que tiene la vida de  presentarme en persona a otra sombra para que la conozca y la aprenda a contrarrestar.

Sentí miedo cuando, al ver un precioso arco iris al final de mi calle, pensé que no me daría tiempo a fotografiarlo. Corrí dentro de casa y de una manera muy torpe cogí la cámara, le quité la funda y empecé la carrera a la posesión, sin darme cuenta, que en este caso, querer poseer ese instante me había hecho perderlo. Seguramente deseaba captarlo para luego compartirlo y obtener algún Ahh Ohh, que bonito que me hiciera sentir menos sola y aprobada.

Este extracto de Anthony De Mello me recordó a esto.

"Recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando alguien te elogia, cuando te ves aprobado, aceptado, aplaudido... Y compáralo con el sentimiento que brota en tu interior cuando contemplas la salida o la puesta del sol, o la naturaleza en general,  o cuando lees un libro o ves una película que te gusta de veras. Trata de revivir este último sentimiento y compáralo con el primero, el producido por el hecho de ser elogiado. Comprende que este primer tipo de sentimiento proviene de tu propia "glorificación" y "promoción" y es un sentimiento mundano, mientras el segundo proviene de tu propia realización y es un sentimiento anímico.

El antídoto para mi miedo en ese caso podría haber sido tomar conciencia estando presente de la llegada del miedo y decidir cuan importante era para mi captar ese instante en una imagen. Probablemente no hubiera hecho falta todo el lío de la cámara.

Otros miedos que he sentido han sido a no saber llegar a un lugar debido a mi inexperiencia en el coche . Para este usé la confianza y funcionó. Llegué perfectamente.

El miedo que me condiciona mas es el de la soledad. Este miedo arraigado en lo mas profundo ha propiciado la creación de toda una serie de mecanismos recientemente desenmascarados. Creo que el miedo a la soledad se vence precisamente, estando solo. Este miedo puede ser muy perjudicial ya que nos puede mantener en relaciones que no nos hacen felices o también disuadirnos de decir lo que pensamos para no perder la aprobación de los demás, de un amigo en particular o de la manada.

El miedo a descubrir nuestra sombra nos aleja de iluminarla...pero ya se encarga la vida de darnos oportunidades de hacerlo, por las buenas o por las malas.

Un deportista de salto de altura decía que para quitarse el miedo al llegar al trampolín ( ojo, altura equivalente a 7 pisos) , saltaba!!!

Uauh! me encantó

Aunque no es la solución que le puedo dar a mi amigo Mariano para que coja un avión y venga a verme a Sevilla.

Muchas veces he pensado que el miedo a volar puede venir de vidas pasadas. De todos modos, la vida que transitamos es esta y quizás lo que mi amigo necesite es desear realmente superar ese miedo. Si él no encuentra limitante para su vida tenerlo, ¿para qué va a querer superarlo? Es posible que lo que tenga es miedo al miedo que sentirá al estar sentado en el avión.

Gracias al miedo tenemos la oportunidad de conocernos, de ver nuestros puntos débiles y aceptarlos o superarlos. La paleta de miedos y de personas es tan variada que cada uno tiene las soluciones en su interior. A veces, la soledad ( tan temida y evitada) y el silencio son las mejores maneras de encontrar las respuestas.

Saltar al vacío superando un miedo nos otorga poderes, nos convierte en superhéroes para nosotros mismos rescatando nuestro verdadero ser que está atrapado en una cárcel.







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