miércoles, 28 de agosto de 2013

De hormigas y tal



“La cigarra y la hormiga”

¿A ver quién es el guapo que se lía a matar hormigas después de leer este cuento y ver esta imagen? 

Transcribo “ Cómoda y calentita en su acogedora casa, la hormiga contemplaba satisfecha su despensa”

Porque cuando se trata de cucarachas y mosquitos, el instinto asesino ( sobretodo con las cucarachas) queda justificado. Unas porque traen un montón de enfermedades ( o eso dicen) y los otros porque nos dejan los “bolondrones”, aquí se les llama así,  o las “faves” de mi tierra.

Pero es que con las hormigas esta semana ha sido un ir y venir de sensaciones, actitudes y reflexiones, casi siempre contradictorias. 

Era como si dentro de mi hubiera toda una comunidad de pitufos que fueran tomando el mando actuando cada uno según su personalidad. 

Pitufo gruñón no lo dudaba, aspirador de migas y todas “padentro”, sin piedad, sin mala conciencia.

Luego tomaba el mando Pitufina y les acercaba las migas mas grandes al agujero-puerta de su querido hogar.

Al rato, Pitufo filósofo se preguntaba todo tipo de cuestiones sobre lo humano y lo divino en relación a las hormigas.

A veces, Papa Pitufo, con su sabiduría, les enseñaba a todos como actuar basándose en el sentido común, es decir, no dejar migas NUNCA, tapar los desagues, limpiar y desinfectar antes del verano todos los conductos, o sea, prevención. 

Decía Papá Pitufo : "Si uno se toma la molestia y hace el esfuerzo de prevenir, luego no tendrá que matar"


Esta conclusión a la que las hormigas me han destinado me parece una gran verdad que se puede extrapolar a muchos campos de mi vida, sobretodo en el de las relaciones. Si uno sabe de que pie cojea, por ejemplo, de apegarse  a ciertas personas con el fin de obtener aprobación, reconocimiento, obtener compañía y sentirse querido, de alguna manera les estamos dando el poder de hacernos felices y lo peor, infelices. Una palabra de desaprobación de esa persona , el silencio de un mail que no llega, un malentendido puede significar la llegada del miedo que todo lo arrasa, un  miedo capaz de matar una relación..y todo, por no haber prevenido. 

Me doy cuenta, poco a poco, que cuanto mas alerta estoy a no apegarme y a no ceder el poder a otras personas, mas capaz soy de amarlas.

Esto lo tengo que agradecer a las muchas veces que me he equivocado, a esas personas con las que he entrado en conflicto y recientemente a Anthony De Mello que reflexiona sobre este tema en un libro muy bonito y útil ( a veces duro). Se llama “Una llamada al amor, Consciencia-libertad-felicidad”.

Imaginaos lo maravillosa que puede ser una relación de pareja basada en el no-apego. Yo no conozco ninguna personalmente, pero me consta que las hay. 

Yo aspiro a ello, y así se lo he hecho saber al universo. 

Volviendo a las protagonistas de este post, las hormigas, siento que este verano he hecho un poco de hormiguita.

¿Sabéis que son capaces de cargar con alimentos que pesan 200 veces su peso?

Bien que lo disfrutan luego repantingadas en su sofá, como la del cuento.

Yo también pienso estar bien cómoda en mi sofá, viendo llover , al lado de la chimenea, sabiendo que este verano he cargado con cosas muy pesadas, todas mías...

Sombras, todas mías

La responsabilidad de lo que me pasa, toda mía

Las he llevado todas a mi hogar e integrado en mi ser porque aunque estaban desperdigadas, olvidadas, eran mías y ahora volverán a formar parte de mi, como debe ser.

GRACIAS HORMIGAS 

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