jueves, 29 de agosto de 2013

Bienvenida Envidia, pasa y acomódate ( un ratito solo)



La envidia, muy resumido, es cuando algo bueno que le pasa ( tiene o es) a otra persona a ti no te alegra, es mas, te deja mal.

Es algo muy desagradable de experimentar, sobretodo cuando no le pasa desapercibida a tu conciencia y te deja sentimiento de culpabilidad. Y si es con alguien a quien quieres mucho, ni te digo!

En este último año he tenido dos experiencias de envidia muy claras y dolorosas de reconocer. Si lo explico es porque me parece interesante a donde me ha llevado experimentarlas.

La primera vez fue con mi amiga Mónica. Ella es escritora y tiene un don, lo que significa que escribe genial. Había escrito un libro y estaba buscando editor. Una mañana, después de dejar a los niños en el colegio me dijo: “ te tengo que contar algo! me quieren editar el libro! 

Ofú

Me sentía como un director de orquesta dirigiendo la 9 sinfonía de Beethoven, pura alegría y emoción, pero dándome cuenta de que uno del coro desafinaba de lo lindo. Deseaba interiormente que nadie se diera cuenta de los gorgoritos pues me dejaría en muy mal lugar, así que como buena directora, seguí hasta el final. Mas tarde averiguaría si mandaba al corista a su casa diciéndole que lo del canto no era lo suyo y que probara con un instrumento...o...le pediría que se quedara para ensayar un poco mas.

Así fue mas o menos, y mucho calor interno, mucho calor..como cuando algo me da verguenza, pues igual.

Me lancé a investigar sobre la envidia porque nunca había sido consciente de la emoción aunque hoy puedo decir que sin duda no era la primera vez, lo que pasa que tenemos todos la habilidad de mandar a una caja bajo llave todas esas emociones feas ( también denominadas sombra ). Creo que al inconsciente ( de ahí debe venir lo de la caja de pandora )

Lo mas interesante de todo es que descubrí que la envidia podía darnos mucha información de en qué áreas de nuestra vida estábamos insatisfechos para, o bien reforzarlas y trabajarlas, o bien aceptar nuestras limitaciones y aprender a descubrir y valorar nuestros dones que son únicos de nuestra alma.

En el caso de Mónica, me di cuenta de que yo no estaba satisfecha con mi vida en relación al área profesional. No que no tuviera trabajo, nada de eso. Yo me di cuenta de que no estaba haciendo nada para descubrir, potenciar y sobretodo, manifestar mis dones. Había empezado un curso de Animación Sociocultural porque me apetecía trabajar en ese campo pero no le estaba prestando mucha atención. Así que empecé a ponerme en serio y todo eso me llevó a subir mi autoestima ( por el hecho de empezar y acabar algo), tener nuevos conocimientos y confirmar mi intuición respecto a que en este campo tenía mucho que ofrecer. 

A día de hoy tengo un proyecto que a partir de octubre será la manifestación de un sueño que se puede convertir en muchas cosas.

Parece que a fin de cuentas lo que necesitaba ese niño era atención y reorientación. Como nuestro niño interno que sigue herido y clama guía. 

Hasta aquí, ¿A alguien le parece poco el provecho que se le puede sacar a la envidia?

Y ahora un caso de los que exigen aceptación y no hay de otra.

Jesús, el padre de mi hija, me contó hace unos días que hay alguien en su vida y que esta vez siente que es algo diferente y especial. Tenemos una relación muy cercana de apoyo mutuo desde que nos separamos hace un año y medio mas o menos. Hemos compartido en este tiempo nuestras conclusiones respecto a la vida en pareja, la vida de soltero, la monogamia, el poliamor, el tantra...el amor es un tema que impregna nuestras conversaciones y por ello era lícito que el me dijera “te lo cuento porque se que te alegrarás” ehem...ya estaba Manolito desafinando pero esta vez el Director de orquesta le hizo un guiño que significaba algo así como “ chato, ya te vale”. 

Volviendo a la información que me trae esta emoción. Claramente, estoy insatisfecha con mi situación amorosa. Bien es cierto que no hago nada para cambiarla ni para estar en el mercado pero no hay duda de que yo también aspiro a un amor verdadero, libre de apegos. Y esto es lo que me vino a mostrar la envidia. Que Yo todavía NO, y de eso va la aceptación ( que no resignación). Porque qué sentido tendría inflar esta emoción si tengo muy claro que la vida me trae lo que necesito, en el momento que lo necesito. Y la envidia es un regalo, solo que tenemos que aprender a descifrarlo.

No creo que ninguna de estas personas a las que quiero, piense ahora que mi afecto hacia a ellos no es sincero. Porque quiero que sepan que esa parte de mi que quería alegrarse la primera y demostrarlo tuvo la oportunidad de hacerlo mas tarde, en privado, una vez hubo comprendido y abrazado a su niño interno, que es quien siempre debería tener prioridad.

¿ y tu? ¿ Qué aprendes de tu envidia?

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