lunes, 7 de mayo de 2018

Análisis Ana León Mejía (IESA-CSIC, Córdoba)






Un acercamiento a las posiciones críticas con el feminismo establecido desde la documentación y el análisis de la producción científica.

Ana LEÓN MEJÍA
(IESA-CSIC, Córdoba)

En esta investigación vamos a aproximarnos a un nuevo fenómeno: el feminismo disidente. Esta corriente de pensamiento ha sacudido a la opinión pública estadounidense con las críticas lanzadas contra el pensamiento feminista. 
Las feministas norteamericanas tienen un enemigo añadido a su consabida lucha contra la sociedad patriarcal y, esta vez, no se trata de ningún tipo de crimen contra la mujer, ni de una escalada de violencia de género. Este nuevo adversario no es otro que el trabajo de un grupo de feministas norteamericanas y académicas, que acusan al movimiento por la liberación de las mujeres de haberse convertido en un movimiento de victimización.
Estas feministas disidentes muestran su desacuerdo con el feminismo establecido por haber traicionado la causa de las mujeres en su manipulación de la realidad. Señalan que muchas de sus investigaciones carecen de rigor científico y están imbuidas y demasiado contaminadas por la ideología feminista. Afirman que estas deficiencias de calidad se trasladan a los estudios de mujer de las universidades, cuyos contenidos están limitados por la censura de la corrección política feminista (Patai, 2003). Culpan al feminismo de haber creado un estado de alerta y crispación con la extensión de la definición de los conceptos de acoso y agresión sexual más allá del propio sentido común (Patai, 2003; Paglia, 2001; 1994; Sommers, 1994). Le atribuyen también, estar promoviendo una nueva guerra de sexos que parecía enterrada y superada por el cine en sus géneros de ficción y comedia. Esta vez, el odio parece unilateral: del hombre a la mujer; las cargas morales están reducidas a dos papeles, el del verdugo (el hombre) y la victima (la mujer). Las consecuencias parecen ser el constante estado de temor y rencor de las mujeres y el desconcierto y la culpabilidad de los hombres.
Esta situación tan extrema comienza a ser achacada a la denominada ideología del género. Las feministas de la disidencia han roto un silencio contenido, con críticas que arremeten contra conceptos transversales del feminismo: la sociedad patriarcal, la dominación masculina, la violencia de género, etc. No tienen miedo en apuntar con su dedo hacia alguna de las teóricas más ilustradas y conocidas en el panorama no sólo nacional sino también mundial: Naomy Wolf, Susan Faludi, Gloria Steinem, Catherine McKinnon, Andrea Dworkin, Marilyn French, Shulamith Firestone, y una larga lista de mujeres que son de obligada referencia en cualquier curso feminista o de estudios de género.
Estas intelectuales intrépidas han reaccionado contra el mainstream feminista, en el nombre del espíritu libertario de los setenta y de una revolución sexual engullida por los fantasmas de fenómenos como las violaciones en las citas. Están preocupadas sobre todo por la pérdida de legitimidad de un movimiento que se encuentra sumido en una grave crisis de percepción por parte de la población femenina. Ésta no se considera feminista ni quiere ser identificada con las mismas, aunque sí tenga interiorizados los valores del feminismo y disfrute de los logros conseguidos por este movimiento.
Es una realidad que llama a todas luces la atención de cualquier mente inquieta y que hemos pretendido recoger en este trabajo.

https://lasdisidentes.com/2012/06/28/feminismo-disidente-por-ana-leon-mejia/

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