Fotografía: Hanna Arendt
Extracto libro "El fútbol y las casitas" ¿Por que los niños y las niñas son como son?
¿En qué estadio me encuentro?
1. La construcción personal femenina
Uno
de los trabajos más representativos de esta nueva línea sobre el estudio de las
mujeres es el realizado por Belenky y sus compañeras, quienes a su vez habían
trabajado previamente con Carol Gilligan (Belenky, Clinchy, Goldberger, &
Tarule, 1997). Para realizar este trabajo entrevistaron a 135 mujeres de
diferente clase social sobre cómo pensaban, cómo construían su pensamiento y
cómo aprendían. Obtuvieron una tipología o clasificación de los tipos de
mujeres, que a su vez, muestra una secuencia evolutiva aunque no todas
consiguen llegar al último estadio: (1) silencio, (2) receptoras de
conocimiento, (3) conocimiento subjetivo, (4) conocimiento procesual y (5)
conocimiento construido. Los describiremos seguidamente, pues son interesantes
de conocer.
(1) Mujeres en silencio: pertenecen a esta
categoría aquellas mujeres que no tienen voz, consideran que son los otros, las
autoridades quienes saben, quienes tienen la verdad. Solamente tres mujeres
estaban en este nivel, sin embargo otras reconocieron que era un estado que
habían vivido pero que habían superado. Estas mujeres eran las más jóvenes y
las más deprivadas social, económica y educativamente. No tienen conciencia de
sus capacidades, se consideran que no tienen nada que decir, no entienden lo
que otros dicen, por lo que se limitan a obedecer, a ser pasivas, dependientes
y sumisas. Entienden que esta es la situación de la mujer en general, lo que
les ayuda a entender su dependencia y sumisión.
(2) Receptoras de conocimiento: esta categoría supone
una evolución de la anterior; las mujeres se dan cuenta de su capacidad de
aprendizaje y se convierten en aprendices a partir de escuchar a otros; es
decir, aprenden constantemente, se convierten en almacenes de información. Por
ejemplo, una chica madre soltera comienza con infinitas dudas e incertidumbres
sobre los cuidados del bebé, pero descubre su capacidad de aprender y se
convierte en una receptora perfecta (atiende las indicaciones que se le dan,
acumula libros y revistas, retiene la información, y aprende a través de la
escucha). Hay una atención especial a las autoridades, asumiendo que son
quiénes determinan lo que está bien o lo que está mal. En cuanto a la
concepción que tienen de sí mismas se atribuyen prioritariamente el rol de
cuidar y atender a los demás, de ser agradable y amable y dando mucha
importancia a lo que se piensa de ellas.
(3) Conocimiento subjetivo. Esta categoría
describe cómo son las mujeres que en su desarrollo comienzan a reconocer que
tienen una voz interior, una intuición, algo que les dice lo que deben o no
deben hacer, lo que es correcto o lo que no. Es una confianza personal, privada
y de conocimiento subjetivo o intuición. Este estado es percibido como una
evolución, como un desarrollo de etapas anteriores en las que su opinión
simplemente no existía (silencio), o reinaba un conformismo a las autoridades
(receptoras de conocimiento); en esta nueva etapa son conscientes de algo
interno en ellas, tienen algo personal que no sólo les ayuda a entender la
realidad, sino que se convierte en motor y en guía de sus vidas.
Casi
la mitad de las 135 mujeres se incluyeron en esta categoría, pero no tenían en
común la edad (muchas de ellas llegaron a esta etapa a los 50 años, mientras
que otras lo hicieron a los 30), ni el ambiente sociocultural, ni educativo, ni
económico ni étnico. Solamente había una cosa que sí compartían: haber tenido
una experiencia reciente de cambios personales en sus vidas, externa al ámbito
académico o escolar. Estas mujeres reconocían el haber perdido el tiempo
buscando una autoridad masculina, -como un padre, un novio o un marido-, a
quien apegarse para conseguir una guía, una autoridad externa que les dirigiese
su vida, que les dijera lo que estaba bien y lo que no. Cuando llegan a esta
etapa reconocen que no necesitan de esa figura, que son ellas mismas las que
tienen la suficiente capacidad y voz interior, seguridad, confianza e intuición
para saber que es lo que más les conviene, y comienzan a organizar sus vidas en
base a sus propias decisiones.
En
esta etapa las mujeres se dan cuenta que la “experiencia de primera mano”, es
decir sus propias experiencias son una importante fuente de conocimientos. Ya
no necesitan escuchar tanto, ni leer, sino sacar partido a las experiencias que
han tenido; es decir, comienzan a ser conscientes de todo el almacén de
experiencias que han ido acumulando en sus vidas, y se dan cuenta de sus enormes
capacidades para atender a los otros, de organizar una casa o resolver
problemas económicos, de mediar en conflictos personales, de escuchar y
tranquilizar, de educar y atender a niños, y etc. Comienzan a darse cuenta que
tienen experiencias muy valiosas, y que pueden basarse en ellas para tomar
decisiones. Estas mujeres son más independientes, seguras y por supuesto su
autoconcepto comienza a cambiar enormemente.
La
mitad de estas mujeres, iniciaron cambios importantes en sus vidas, como
divorcios, dejar o asumir nuevas responsabilidades, empezar nuevos estudios,
cambios de compañeros, etc. El descubrimiento que hacen de sí mismas les motiva
tanto que comienzan a hacer mucha introspección y análisis de sus experiencias
pasadas, principalmente de sus experiencias con los demás, y esta pasa a ser la
más importante fuente de conocimiento. Tienen una imperiosa necesidad de
conocerse a sí mismas, de saber quiénes son, qué quieren y adonde van, y por
supuesto comienzan a realizar viejos deseos que nunca habían sido escuchados.
Sin embargo, siguen escuchando a los otros, pero no desde una perspectiva
conformista, sino activa y crítica, comparativa con lo que ellas sienten y
piensan al respecto, para finalmente tomar decisiones. Comienzan a hablar, a
decir lo que piensan en igualdad de condiciones, comienzan a considerarse
individuos con los mismos derechos, deseos y posibilidades de vivir que el
resto de los humanos, que hasta este momento se habían limitado a oír y
obedecer. Para estas mujeres es muy importante encontrar otras personas que
estén en este mismo nivel, pues si esto no ocurre pueden tener el sentimiento
de soledad, de ser demasiado
distintas e incomprendidas y desde luego una vez en este nivel no pueden volver
atrás y ser conformistas y convencionales.
(4) Conocimiento procesual. Esta etapa surge
cuando la posición subjetivista femenina se ve retada por autoridades que
invalidan sus posiciones; la imposibilidad de aceptar y conformarse actúa como
una necesidad de argumentar mejor sus puntos de vista, lo que consecuentemente
es una ayuda para comunicarse con los demás, para explicar mejor el porqué de
determinadas decisiones, para compartir puntos de vista, y en definitiva para
desarrollar habilidades sociales necesarias para vivir en una sociedad plural.
En esta fase las mujeres intentan mejorar sus habilidades de comunicación para
entender mejor a los otros y explicar mejor el porqué de sus decisiones, están
preocupadas en descubrir cómo compartir el proceso de aprender, y esto les
lleva a mejorar enormemente sus habilidades de comunicación verbal.
Este
proceso de comunicación puede hacerse desde el conocimiento separado o el
conocimiento conectado, o por ambas, dependiendo de la situación. El
conocimiento separado significa que la persona intenta ponerse en el lugar del
otro pero de manera “objetiva”, para usar este conocimiento y transmitir lo que
quiere pero de manera que sea entendido desde otra perspectiva. Por ejemplo, el
caso de la alumna que responde en un examen de manera que sea entendido; es
decir, si expresa directamente su punto de vista sabe que no será aprobada, si
cuenta lo que se espera (el contenido del tema) aprobará pero se sentirá
impersonal y vacía, pues no ha expresado lo que realmente quería. Luego la
solución está en una vez que se ha expuesto el punto de vista del profesorado,
introduce además su particular perspectiva de manera que el docente entienda lo
que realmente piensa al respecto.
El
conocimiento conectado requiere grandes dosis de empatía pues implica no
solamente comprender el punto de vista de los demás, sino adicionalmente
compartir y comprender la experiencia que ha provocado la formación de esa
idea. Es decir, necesitan conocer lo qué se piensa y porqué se piensa. Este porqué
implica revivir las experiencias que la otra persona ha tenido y que le ha
llevado a generar ese tipo de pensamiento. En este tipo de conversaciones hay
unos sentimientos compartidos; pero, para situarse totalmente en el punto de
vista emocional y experiencial de la otra persona, es necesario proporcionar
experiencias “de segunda mano”; es decir, revivir situaciones que la otra
persona ha experienciado para terminar sintiéndolas y aprendiendo de ellas.
Parece que los hombres tienen más problemas para involucrarse en este tipo de
conversaciones, por considerarlas tan íntimas que las perciben como
intimidadoras (bonito juego de palabras).
(5) Constructivistas. Finalmente en esta
última etapa la mujer aprende que para tener una voz auténtica y única debe
saltar fuera, fuera de las formas y los sistemas establecidos; intentan
integrar toda su voz interior con todo lo que aprenden realmente de fuera,
conectando conocimiento y emociones, conocimiento objetivo y subjetivo. Sólo
cuatro mujeres llegaron a este nivel y la experiencia compartida que habían
vivido había sido un intenso período de auto-reflexión y auto-análisis,
sintiendo la evolución y psicológica y teniendo experiencias muy diferentes a
las habituales (cambiando de zona geográfica o de país). Experimentaron un
intenso proceso de conocimiento personal y proyección futura. Finalmente
aparece un intenso deseo por conocer, personas, información, etc. pero este
conocer no era pasivo; se fundamentaba en la necesidad de vivirlo e integrarlo
en su nuevo mundo. Aparecen más “charlas reales”,
donde no predomina ni el hablar ni el escuchar, sino el tener una comunicación
compartida. Estas mujeres están preocupadas por su propio desarrollo moral, y
esta sensibilidad les llevan a tomar una serie de compromisos y acciones
sociales, y sienten la necesidad de llevar esta nueva perspectiva de vida hacia
su trabajo y sus relaciones sociales.