"Un grano de arroz, para que transforme su dureza en ternura, necesita que
lo llevemos a ebullición durante un cierto tiempo"
Definición proceso:
1/Conjunto de fases
sucesivas de un fenómeno o hecho complejo.
2/Procesamiento o
conjunto de operaciones a que se somete una cosa para elaborarla o
transformarla.
Reflexiono, desde mi vivencia personal, sobre la
experiencia terapéutica y las limitaciones de algunas fuentes de ayuda y guía
que coexisten en este momento de la historia.
Observo cierto paralelismo entre los adultos
y algunas religiones (pseudo-religiones, terapias, comunidades espirituales…etc)
en su tendencia a acelerar procesos.
A estas religiones, pseudo-religiones…etc, paso a denominarlas fuentes de ayuda-guía.
Muchos adultos insistimos, desde nuestra ignorancia
voluntaria, en acelerar procesos de aprendizaje en los niños y algunas fuentes de ayuda-guía pretenden apresurarnos,
cada una a su manera y estilo, a que seamos
felices, buenas personas, a perdonar…etc
Adultos y fuentes
de ayuda-guía queremos, con la mejor de las intenciones, que en el mundo
reine la bondad, y dicho deseo (que también proviene de la ignorancia sobre el
ser humano) favorece que a la más mínima
muestra de “maldad” en un niño, nos armemos de una batería de frases hechas para
imponerles que “sean” buenos (por su bien, claro).
Y lo más rápido posible.
No seas egoísta, Comparte tus juguetes, pide
perdón y perdona ¡ya!, invita a
fulanito (que te maltrata, hijo de mi amiga quizás) a casa …y un largo etcétera de comportamientos modélicos que se nos
exigen en la infancia para que nuestros padres se queden tranquilos (también se
llama narcisismo) y no pasen vergüenza
con los familiares, vecinos y amigos.
Todas estas actitudes por parte de los adultos respecto a
la infancia tiene un nombre: Falta de
respeto hacia la infancia y sus procesos de aprendizaje. Falta de respeto
que proviene de la ignorancia de los procesos de aprendizaje de los niños y
niñas en cuanto a las habilidades sociales,
gestión de las emociones e integración de los valores morales.
Aunque mucha gente no quiera creerlo, estas imposiciones crean
traumas.
Traumas que desembocan en una falta de conexión con lo
que uno es, siente, necesita.
Creceremos con dichos traumas, y es posible (ojalá), que
en la edad adulta sintamos un cierto vacío existencial que nos lleve a las
librerías, a las comunidades espirituales o a los divanes, en busca de ayuda.
Ese vacío.
Y entonces, inevitablemente, tendremos que revisitar la
infancia.
Es casi seguro también que tengamos que reconocer que
algunos acontecimientos y comportamientos de nuestros progenitores nos hicieron
daño, tanto que han condicionado nuestra forma de desenvolvernos en esta vida.
Un estar en la vida
que no nos proporciona paz interior,
sino todo lo contrario.
Y entonces es cuando las
fuentes de ayuda-guía pueden volver a ejercer, desde mi punto de vista, esa
misma falta de respeto, ese mismo maltrato que ya padecimos en la infancia:
Sal de tu depresión apuntándote a una ONG, perdona a tus padres ya, lo hicieron lo mejor que pudieron, ama incondicionalmente, purifícate y ama a ese compañero de trabajo
que te maltrata…etc
Sé bueno, en definitiva.
Lo siento, pero yo veo cierto paralelismo entre lo que
vivimos en la infancia y lo que vivimos con estas fuentes de ayuda-guía.
Por tanto, en la edad adulta, y cuando más necesitamos
liberarnos de condicionantes, volvemos a encontrarnos con los mismos mensajes
que, bajo mi punto de vista, nos siguen alejando de lo que somos, sentimos y
necesitamos, de verdad.
Ahora bien, si buscas y encuentras (y si buscas, lo
encuentras, valga la redundancia) un/a terapeuta o acompañante que conozca de
procesos
1/Conjunto de fases
sucesivas de un fenómeno o hecho complejo
2/ Procesamiento o
conjunto de operaciones a que se somete una cosa para elaborarla o
transformarla.
porque haya profundizado en el suyo propio, tienes muchas
papeletas para alcanzar algún día cierta paz interior.
Cuando te sientas en un sillón porque ese vacío ya no te
deja dormir ni comer, porque lo poco que te conectaba a la Vida ha
desaparecido, y te dicen: El proceso
puede durar unos años.
No te asustes, es que probablemente esta persona conoce sobre
procesos.
Está en tu mano tener la voluntad, honestidad, capacidad
autocrítica, paciencia, esfuerzo y valentía de permitir salir a la luz todo bloqueo reprimido, y enfrentarlo.
La curación no será milagrosa ni rápida. Tu vida y los
acontecimientos que se den en tu día a día te traerán las oportunidades para ir
tomando conciencia, sintiendo y corrigiendo tendencias.
Cuando el proceso haya avanzado lo suficiente para que
hayas vuelto a engancharte a la vida, todo lo que antes pretendían apresurarte
a hacer (por tu bien), desde el desconocimiento de los procesos, se da por
añadidura.
Cuando ya ves la orilla cerca y tocas pie, es
irremediable que te invada la necesidad de ayudar a los demás a llegar a la
orilla. Además, se dará de la manera que mejor se ajuste a quien eres.
Es inevitable también ese perdón, antes forzado, o más
bien, yo diría la comprensión de unos padres que, gracias a que se ha respetado
tu proceso, reconoces como falibles, humanos y a la deriva.
Ya sólo sientes alivio, porque lo peor pasó.
Pero, y para eso hoy escribo, hay un proceso que debe ser
respetado.
Y ese proceso, si es con un/a buen/a terapeuta y, si de
verdad quieres llegar a la orilla, te pedirá que eventualmente sientas y
liberes emociones de odio, rabia, tristeza, desamparo, celos, envidia, culpa, miedo…
Durante un tiempo te tocará convivir con tu sombra, con
todas esas emociones que, a raíz de las imposiciones de los adultos y nuestra
necesidad vital de ser queridos y aceptados, negamos cuando éramos pequeños.
Pensamos, inocentemente, que podríamos vivir sin sentir esas emociones nunca
más.
Paciencia, es una fase del proceso. Incluso durante un
tiempo quizás necesites no ver a tus padres (o verlos menos). No será para
siempre. No temas. De hecho, no verlos significa en realidad
protegerlos. En esa fase no se trata de culparles presencialmente, se trata de repartir
responsabilidades y aligerar tu conciencia.
Repartir responsabilidades.
Y cuando hayas tenido la valentía de pasar por esa fase,
llegará un regalo directo a tu corazón. Y digo directo a tu corazón porque ya
no tendrás que agenciarte el libro de autoayuda de turno para seguir
martilleando a tu mente con afirmaciones y decretos de que mereces ser feliz. Para
luego verificar que sigues boicoteándote para serlo.
Ese regalo llega a tu corazón para quedarse.
Y ese regalo es sentir que no hay nada malo en ti.
Que nunca lo hubo, y que a partir de ese momento asumes con
alegría el derecho y la responsabilidad de controlar y dirigir tus procesos.
Esto significa que ahora te toca a ti respetar los
tiempos de tu evolución, ser paciente contigo mismo/a y poner límites a
quienes quieran apresurarte.
Empiezas a intuir quien eres, reconoces con más facilidad
lo que sientes, y eres capaz de pedir lo que necesitas.
Y lo más emocionante de esta fase: Aceptas incorporarte
en el Gran Proceso por excelencia, el Proceso
de evolución de la familia humana.
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