sábado, 2 de junio de 2018

AMAR-QUÍA (Culpa y ética)


Elucubración:

Si aprendemos a beneficiarnos con naturalidad y consciencia de la guía que nos ofrece la culpa, logrando como especie un comportamiento cada vez más ético, podremos llegar a vivir en Anarquía, o como a mí me gusta imaginarlo, que es: vivir en AMAR-QUÍA.

Una dificultad a superar para llegar a ello es que la religión católica ha abusado, sin cuestionarse, del uso de la culpa como herramienta de control y hemos aprendido a utilizarla, sin cuestionarnos y con el mismo fin, con los niños, parejas, padres...etc

La culpa es una emoción natural humana que siento de modo desagradable en cuerpo y mente y que tiene  la función de darme la oportunidad de auto-regularme, analizando objetivamente lo que me despierta dicha culpabilidad y en caso de que corresponda, tomar responsabilidad para poder aprender del error.

Muchas veces debo rechazarla porque se trata de culpa que proviene de una creencia erronea. Estas culpas que me paralizan es fundamental que las detecte y las trabaje porque limitan mi experiencia de vivir. 

Por ejemplo, a la generación de nuestros padres y madres les hicieron creer todo tipo de barbaridades sobre la masturbación. Otro ejemplo: si interioricé que sólo era amado si era bueno, es probable que sienta culpa cuando me pidan un favor y conteste que No (si es que soy capaz de hacerlo)

Por otro lado, si me dedico a leer el diario de mi hija, a controlar el móvil de mi pareja, me salto el turno en la cola, miento, abuso de la bondad de otra persona, y no tengo ningún tipo de remordimiento o interés para intentar no volver a hacerlo en una próxima ocasión, es que quizás he rechazado la culpa ,en general, como herramienta de auto-regulación. Es posible que porque abusaron de ella para controlarme en la infancia.

Bajo mi punto de vista, creo que somos una generación que estamos haciendo un trabajo grande de liberación de culpa “vieja”, por decirlo de alguna manera, y que tenemos el reto de aprender a diferenciar la culpa limitante de la culpa que nos dirige con gracia a un comportamiento más ético, a través del ensayo y error y la toma de responsabilidad de nuestros actos.

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