lunes, 17 de marzo de 2014

¿En qué trabajas?



¿Qué intención tenemos cuando hacemos esta pregunta?

¿Cuánto nos cuenta realmente de esa persona?

¿Nos acerca o nos aleja obtener esa información?

¿No es cierto que los seres humanos estamos llenos de prejuicios y opiniones preconcebidas?

Hago un ejercicio de escribir los pensamientos automáticos que tengo si le pregunto a alguien en qué trabaja y me contesta:

Funcionario de Hacienda:  Persona amargada, no asume riesgos, no le gusta su trabajo.

Basurera: Vida difícil, me genera compasión.

Escritor: interesante, sensible, culto.

Maestra: Le gustan los niños, sensible, vida alegre por estar rodeada de niños.

Director de banco: materialista, poco sensible, Rico, moral dudosa.

Piloto de avión: Rico, éxito con las mujeres.

Cajero de supermercado: Vida dura, insatisfacción.

Profesor de filosofía: interesante, culto, inteligente, sabio, eticamente correcto.

Bibliotecaria: afortunada, trabajo tranquilo, feliz.

Actriz: valiente, vida que implica mucho esfuerzo, interesante.

Es probable que al leer mis ideas pre-concebidas, no coincidan con las tuyas. Y lo mas seguro es que ni tu ni yo tengamos ni idea de cómo es esa persona, su moral o su nivel de felicidad. Precisamente por esto, ahora puedo responderme. Sin duda, estas ideas preconcebidas, fruto de mi tendencia al juicio, a opinar  y compararme, me ALEJAN de la persona. Una vez obtengo esta información, sino estoy atenta a descartar mis juicios automáticos, mi mirada no será limpia y es probable que me pierda la oportunidad de conectar con el ser humano que tengo delante. 

Quizás deje de hacer esta pregunta en los nuevos encuentros porque, definitivamente, mi inconsciente ahora mismo es como un garaje lleno de trastos que no sirven para nada.





No hay comentarios:

Publicar un comentario