¿Puede la carta
de rechazo de una editorial motivar a una escritora en ciernes? Sí,
definitivamente.
En primer lugar porque no es habitual que te contesten (a lo
que te acabas acostumbrando) y mucho menos que te contesten ampliamente dándote
las razones y evaluando en profundidad tu texto.
Para mí ha sido un regalo
enorme porque demuestra que dentro del mundo editorial hay muchas formas de
relacionarse.
El camino de la escritura es muy poco vistoso a menos que
publiques, y las dudas sobre si debes continuar son recurrentes. Tu disco duro
se llena de textos y te vas animando con nuevos formatos. Disfrutas porque eres
consciente de que evolucionas, que tu voz es cada vez más auténtica…pero a
excepción de las personas más cercanas nadie se da cuenta de ello. En general,
dedicarte a escribir, a menos que seas conocido y publiques regularmente, no es
considerado un trabajo. Pasa lo mismo, y me parece más injusto todavía, con la
labor de cuidar un hogar e hijos. Que no sean remunerados no significa que no
sean trabajos, y que no te entregues a ello con todo tu Ser.
Rechazar y ser
rechazado forma parte de la vida, y aceptarlo como algo natural, una gran
liberación.
Y ahora, a continuar escribiendo.
Y si lees esto y en tu vida o
trabajo es habitual que tengas que rechazar, hazlo con humanidad, constructivamente
a ser posible, o simplemente con honestidad. Puedes hacer una gran diferencia en
el mundo y en la vida de esa persona.